Ronald Sistek
Seremos testigos en los próximos años en la Tierra, de la mayor velocidad de cambios que cualquier generación humana haya visto.
No hay duda que existen cambios profundos en nuestros días y que la velocidad de los cambios se hace cada vez más vertiginosa. Pareciera un patrón que se repite en las teorías de muchos y en las prácticas de otros tantos. Nuestra civilización está atravesando por un umbral, un cambio fundamental de nuestra visión del mundo en cuanto a nuestra relación con la naturaleza, nuestra relación con el otro y nuestra relación con nosotros mismos; este patrón vuelve a aparecer una y otra vez conectando haceres, patrones y procesos. Sin embargo, el cambio permanente, que en el tiempo se ha ido profundizando, así como su velocidad, no hacen sombra a la realidad de que no solo estamos ante una “época de cambios” sino que ya entramos hace un tiempo en un “cambio de época”, un cambio paradigmático en nuestro entendimiento del mundo y de la vida, un nuevo hacer, pensar y sentir; una época donde, si somos capaces de hacer frente a los desafíos humanos, podríamos ser testigos de su florecer.
Desde una sociedad de crecimiento industrial hacia una sociedad que sostenga la vida, como diría Joanna Macy; desde un entendimiento del ego disociado del eco hacia una integración del ego y eco o la integración de la mente (noosfera), cuerpo y biósfera, como propone Ken Wilber; desde una mirada cartesiana hacia una mirada ecológica que nos integra horizontalmente con todos los seres vivos, como plantea Fritjof Capra; de un mundo creado por el privilegio a un mundo creado por la comunidad, como sugiere Paul Hawken; desde un paradigma mecanicista hacia un paradigma holístico como evoca Morris Berman; desde un sistema basado en el Ego hacia un sistema basado en el Eco, como lo expresa Otto Scharmer; de la dominación a la colaboración o desde el Imperio hacia la Comunidad de la Tierra, como lo comparte David Korten. Así lo describen filósofos, físicos, economistas, sociólogos y tantos otros que se me escapan. Korten acuñó el concepto del Gran Cambio, que lo hemos tomado varios como emblema de éste cambio de época, empatizando profundamente en la escencia y el alcance del mismo. Esta es la naturaleza del cambio que estamos experimentando: paradigmas que emergen y paradigmas que se disuelven permanentemente.
Los desafíos humanos pasan de desde dónde nos movemos para escuchar y decir lo que decimos, comprendiendo el poder de las palabras… desde la apertura a la vulnerabilidad, hasta la cocreación de un nuevo sistema económico y político que sostenga las bases de todo lo que está entremedio de estos haceres. Aunque quizás el mayor de los desafíos sea despertar de este agónico umbral de una crisis terminal para el ser humano, producto de unos 5.500 años de herencia de jerarquías, supresión de lo femenino, racismo, violencia, depredación y sobrecarga ambiental, injusticia económica y desconexión con nuestras raíces… y con nuestra naturaleza; poco más de 150 años de consumo y sobreconsumo de combustibles fósiles, degradación de suelos, profundización de lo individual, acumulación desmedida; poco más de medio siglo desde que transformamos una teoría económica en una doctrina lo que nos impide reflexionar sobre sus fundamentos , como diría Humberto Maturana ….en palabras de David Korten: ”Liberarnos de estas patologías depende de una solución en común: reemplazar las culturas e instituciones de dominación subyacentes del Imperio por las culturas e instituciones cooperativas de la Comunidad de la Tierra.”
Y qué emerge en el medio? En esta transición?: la coherencia en el vivir a escala humana, la consciencia de quienes vienen más adelante, el honrar desde donde venimos, el preservar la sabiduría en general y la sabiduría ancestral en particular, el legitimar al otro, el respeto como amigo de la reflexión crítica de los fundamentos de nuestros haceres, la no violencia, la sanación del trauma individual y colectivo, la reconexión profunda con la naturaleza, con nosotros mismos y con la comunidad….entre otros… y el frenar lo que sabemos que no funciona.
Desde todas las fuentes de conocimiento se hace ver este cambio de época y la evolución de los desafíos humanos: …desde la psicología integrativa, la biología evolutiva que sumada a varios conceptos del pensamiento sistémico dieron origen a la teoría de los sistemas vivos y a la teoría general de sistemas, desde las matemáticas de la complejidad, desde la física subatómica, desde la cibernética, desde la neurociencia , la neuroplasticidad, la arqueología, la espiritualidad y de a poco desde la economía, por nombrar algunos. Emergen desde hace unos años conceptos como autoorganización, autogestión, regeneración, lenguaje de patrones, autoregulación, redes, comunidades de práctica, estructuras disipativas, propósitos evolutivos y un largo etcétera que comienzan el proceso de ecoalfabetización de esta nueva realidad, de una nueva narrativa que debe dejar atrás la narrativa de la separación.
Hay cierto acuerdo y mucha evidencia en el diagnóstico. Pero hay escasa consciencia del tiempo en el cual se debe lograr este cambio de época. Unos hablan de dos a tres décadas….. los más ilusos piensan en cinco a diez décadas con alta confianza en la tecnología. Me reconozco en el primer grupo…qué debemos hacer en las próximas 24 horas, la próxima semana, el próximo mes para profundizar, comenzar, continuar nuestra transición interior y exterior hacia esta Nueva Epoca? Cómo nos apoyamos entre nosotros para que esto pueda ser una realidad? Qué queremos conservar de lo que existe para poder acelerar el cambio? Cómo queremos ser recordados?…como la generación que logró hacer el cambio a tiempo? Cuál es nuestra verdadera canción?
Aquí una inspiración de la canción de Susan Osborn: La Cadena de la Vida
“Yo veo donde estoy ahora en la mesa de la cosecha.
Antes de mí fue el arado y los árboles que crecían en bosques.
Desde aquí hasta el horizonte , hay una cadena de vida detrás de mí .
Cada nueva generación emergiendo de la que fue la anterior.
Veo a los jóvenes que vienen, corazones abiertos y esperanzados… .
Su sueño será desplegarse sobre el terreno que dejemos detrás nuestro.
Tomen lo mejor de lo que les dan . Hagan de la vida un alegre baile.
Y en algún lugar del tejido , ustedes también escucharán la canción.
Estoy haciendo mis hombros fuertes para que los jóvenes se puedan subir.
Pisando ligeramente sobre las espaldas de los que me sostienen ;
Es una cadena de vida sin fin , siempre nueva y siempre flexible,
Agradecido el corazón por la oportunidad de estar vivo.”